La exostosis auditiva es una de las patologías más habituales que padecen quienes practican actividades en el agua. Para su diagnóstico y tratamiento es imprescindible realizar consultas periódicas con el médico. Así, es posible evitar el avance de la enfermedad y recibir el tratamiento adecuado lo antes posible.
Según un estudio publicado por Elsevier, titulado Exostosis auriculares: una lesión del presente y del pasado, la exostosis auricular consiste en un trastorno que afecta al canal óseo del conducto auditivo externo que puede terminar provocando la sordera de manera permanente.
En efecto, las exostosis auriculares son tumores benignos del canal auricular que afectan seriamente la audición debido a su paulatino crecimiento que puede llegar a provocar una obstrucción total. Si bien su patogenia no está clara en lo absoluto, se estima que las citoquinas liberadas durante procesos infecciosos óticos crónicos pueden ejercer influencia.
Asimismo, desde un punto de vista epidemiológico, se relaciona su origen con la inmersión repetitiva y otras actividades llevadas a cabo en aguas frías. Estas conductas, que condicionan una vasoconstricción mantenida y la predisposición a padecer infecciones óticas de repetición, podrían estar relacionadas con la aparición de la exostosis.
En surfistas australianos se ha visto que corren cierto riesgo de desarrollar exostosis tras 20 años de actividad, pero incluso con 5 años de actividades realizadas en aguas frías, el riesgo de padecer esta enfermedad se incrementa. En España, por ejemplo, entre los surfistas vascos, esta enfermedad tiene una prevalencia del 61 %. Es por ello que el nombre habitual de la enfermedad sea oído de surfista.
En conclusión, parece clara la relación existente entre la exostosis y los diferentes tipos de actividades realizadas en el medio acuático. Esta vinculación se basa en la observación de su aparición en personas que realizan inmersiones más o menos prolongadas en aguas frías. Asimismo, existe una prevalencia elevada en un grupo poblacional sumamente amplio que practica actividades como marisqueo o pesca.
Por lo general, la enfermedad es asintomática y se descubre durante una revisión de oídos rutinaria. Además, es importante destacar que, al evolucionar de manera lenta, el paciente no suele notar ningún síntoma y, por ello, supone un problema grave. En caso de sospechar que el paciente sufre exostosis, el médico especialista tendrá más certeza del diagnóstico al indagar acerca de sus diferentes prácticas deportivas al aire libre. Asimismo, será relevante para determinar si se padece del trastorno la práctica de deportes o actividades acuáticas a determinadas temperaturas, junto con la aparición de tapones en los oídos y otitis recurrentes.
En casos más graves y avanzados de exostosis, la enfermedad puede generar otitis cada vez más frecuentes que, incluso, pueden ocasionar pérdida auditiva.
Desde la clínica de otorrinolaringología Altiorem, especialistas en medicina subacuática, informan que en la mayoría de las veces la patología no tiene síntomas y, en consecuencia, se diagnostica de manera casual cuando el paciente asiste a su consulta de revisión de oídos habitual. Lo que caracteriza a la exostosis es que evoluciona lentamente y rara vez supone un problema importante. Sin embargo, predispone a los pacientes que la sufren a desarrollar otitis externas, ya que favorece la retención de cerumen y agua en el conducto.
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El tratamiento que recibe el paciente en casos leves es la limpieza del oído afectado de manera periódica. Además, debe emplear gotas secantes de alcohol boricado para secar el canal auditivo después de la exposición al agua o el frío. En este caso, el alcohol no debe ser irritante, ya que puede ser contraproducente.
Otra de las recomendaciones es secar bien los pabellones auditivos y toda la zona accesible al conducto con la punta de un paño limpio. Cuando se está en el agua, lo ideal siempre es colocarse tapones en los oídos y gorro. Incluso, en caso de realizar actividades prolongadas en el agua, existen gorros que dejan pasar el sonido, pero no el agua.
En el caso de cuadros severos de exostosis auditiva, se baraja la opción de realizar una cirugía. Esta consiste en efectuar una pequeña incisión detrás del oído para extirpar la excrecencia de hueso a través de una fresa quirúrgica. Otra alternativa es emplear la fresa quirúrgica directamente en el interior del conducto auditivo para extraer el hueso.
En caso de someterse a la cirugía, el paciente deberá evitar el contacto con el viento o el agua fría entre dos y seis semanas, una vez realizada la operación. Asimismo, deberá emplear los diferentes tipos de sistemas de protección si decide continuar con la práctica de deportes al aire libre, debido a que pueden poner en riesgo los conductos auditivos.
La única manera de prevenir su crecimiento es evitar el contacto con el agua fría. Si se debe efectuar una inmersión de modo inevitable, lo aconsejable es emplear algún sistema de protección, como máscaras específicas que posean auriculares incorporados. De este modo, se busca resguardar notablemente todo el canal auditivo de futuras problemáticas y/o patologías que produzcan pérdida auditiva permanente.
Además, es importante mencionar que muchas personas que están expuestas a alturas como, por ejemplo, alpinistas, deben proteger sus oídos con protección especial, ya que puede surgir la patología, debido al constante viento frío.
En definitiva, la exostosis es una de las patologías que más frecuentemente sufren los surfistas –de ahí su nombre–, así como quienes trabajan en las profundidades del agua o están expuestos a las corrientes de aire frío de manera constante por varios años. En caso de pertenecer a algunos de estos colectivos, lo más recomendable es efectuar una consulta con el médico especialista para determinar el diagnóstico certero y establecer el tratamiento a seguir.
Al practicar los deportes o actividades mencionadas, es importante proteger bien los oídos al exponerse al aire frío y al hacer inmersiones en el agua. De esta manera, es factible evitar que se forme la exostosis o que avance, si es que ya apareció. Además, las consultas médicas periódicas para las revisiones de rutina deben efectuarse de modo constante en las diferentes etapas de la vida. De este modo, es más sencillo evitar cualquier tipo de complicaciones a largo plazo.